Crónicas Electorales II: Cuando el Tequila Deja de Ser Suficiente

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Crónicas Electorales II: Cuando el Tequila Deja de Ser Suficiente

«Estamos presenciando la tragedia más grande en la historia del país. Hemos vivido decenas de eventos vergonzosos a lo largo de más de 200 años de existencia, pero parece ser que ésta es la gota que derramó el vaso» decía la reportera en el televisor. Toño Milk la veía con la boca abierta dejando sus huevos rancheros a medias.

«La cesión de medio territorio nacional, un apagón en medio del conteo de votos, la derrota de la selección contra Estados Unidos en el mundial, la masacre de cientos de estudiantes y hasta el asesinato de otro carismático candidato presidencial. Yo les puedo asegurar que ninguno de estos terribles pasajes había causado el revuelo que hoy me toca presenciar en el zócalo de la ciudad» a espaldas de la reportera se veían las multitudes enardecidas prendiendo fuego a la bandera en el piso.

«Miles de personas ya se han reunido alrededor del nuevo estandarte de guerra. El cuerpo inerte de Manolo Lópes colgado del asta de bandera ha surtido el mismo efecto que la imagen Guadalupana en manos de Idalgo. La gente exige justicia, lanzan gritos de venganza al aire y prometen hacer pagar al responsable del homicidio. No parece que vayan a esperar a que el gobierno tome acción, de hecho, señalan al mismo gobierno como el principal sospechoso. No sé qué acciones se vayan a tomar, pero si de algo estoy segura es que, si yo fuera parte de la administración actual o de la planilla del partido al mando, estaría bastante nerviosa por lo que se está fraguando en este sitio. El tequila ha dejado de ser suficiente para mantener felices a los ciudadanos».

Toño Milk apagó el televisor desde su hogar al sur de la capital. Tragó saliva con dificultad tras procesar el reporte. No volvió a tocar los huevos rancheros y su café ya se había enfriado. Era evidente que la gente no descansaría hasta ver arder al responsable de tal barbarie. Y pese a saberse inocente, siendo él uno de los principales contrincantes de Manolo para ocupar la silla presidencial, tenía la certeza de que más de un par de dedos lo señalarían sin siquiera preguntar.

Menos mal que yo no soy del RIP —se consoló Toño creyéndose la mentira que había venido predicando desde el comienzo de la campaña electoral.

Quedaban muy pocos creyentes del Partido de la Institución Retrógrada (con siglas al revés porque justo así es como hacen todo en el partido, al revés). Los dirigentes del RIP sabían que nadie volvería a votar por un guapo candidato con copete engominado. No después de los 6 años de corrupción, inseguridad y bloopers constantes que les había dado el actual mandatario. Poner a un RIPista de antaño hubiese sido un suicido a sus aspiraciones de repetir; tenían que cambiar su estrategia si querían tener oportunidades. Menos mal que a algún geniecillo del consejo RIPista, se le ocurrió poner de candidato a alguien que pareciera todo, menos RIPista. ¿Qué mejor estrategia que poner a alguien que nada tenía que ver con el RIP?

Toño Milk era la mejor opción. No cabía duda. No se le conocía ningún fraude, daba la apariencia de ser un hombre honesto, era un ejemplar padre de familia, tenía vasta experiencia en cargos públicos y hasta podía presumir un doctorado en Harvard. Pero más allá de cualquier logro, su carta más fuerte era no ser del RIP, incluso cuando en la boleta, el electorado tuviera que marcar el logo del RIP para votar por él […] Nombre, unos genios.

Y pese a que el plan no iba precisamente viento en popa ya que se ubicaba en tercer lugar en las encuestas, Toño se aferraba a cualquier rendija de esperanza. Ahora que Manolo estaba muerto, quizá no sería tan difícil brincar hasta el primer lugar antes de los comicios. Claro, eso en el supuesto de que el país no se haría cenizas antes del gran día.

Toño comenzaba a tranquilizarse cuando el teléfono sonó desde su bolsillo. La pantalla mostraba un número desconocido con lada internacional. Dudó en contestar, mas dadas las circunstancias, presionó el botón verde con dedos temblorosos. Debía mantenerse en comunicación con su equipo. Ellos estarían aún más asustados; después de todo, ellos sí eran parte del RIP.

—¿Toño? —sonó una voz rasposa del otro lado de la línea.

—¿Quién habla?

—Tienes que huir ahora mismo —ignoró la pregunta de Milk—. Quique te va a prestar su avión para alejarte de este caos. El piloto te estará esperando en el hangar presidencial a las 7 de la noche, en punto. No le avises a nadie, tu vida está en peligro.


¿Quieres saber qué pasará con Toño Milk? Sigue las Crónicas Electorales en el blog de A. G. Güitrón.