13 Dec Por Una Rodilla
Ésta es la historia de un hombre que lo perdió todo por su adicción a las apuestas. Lo sé, hay un sinfín de casos similares, ¿por qué éste sería digno de ser contado? Primero, porque tengo la libertad de escribir la historia que se me pegue la gana; y segundo, porque honestamente la copié de un diario del futuro y creí que contándola en el presente podría evitarle la tragedia a este hombre que por motivos de confidencialidad llamaremos Billy.
Billy no era un tipo muy diferente al resto de la humanidad, a él también le gustaba el dinero fácil. Su gran negocio eran las apuestas deportivas, tenía un talento sin igual para predecir con meses de anticipación a los ganadores de tal o cual competencia. Solo tenía una regla, jamás jugaba con su preciada selección nacional mexicana; la ilusión de verlos ganar era más grande que su certeza de que iban a perder, sobre todo después de salir sorteados en el mismo grupo de Alemania para la Copa del Mundo.
Con el resto era infalible, no importaba si se trataba de fútbol, hockey o bolos. Ganaba 9 de cada 10, por lo que en su cabeza era obvio que los Philadelphia Eagles triunfarían en el Super Bowl LII y que los Golden State Warriors repetirían como campeones de la NBA. Apostó todos sus ahorros con la seguridad de que su dinero se multiplicaría tanto que quizá hasta podría retirarse tras cobrar las ganancias.
Mas Billy no gozaba de poderes psíquicos, le era imposible saber que Carson Wentz se rompería los ligamentos de la rodilla o que Steph Curry se lastimaría el tobillo. Sin sus estrellas principales, ambos equipos perdieron el duelo de campeonato y Billy se quedó sin un centavo. Ni siquiera podía hacer más apuestas para recuperarse.
Desesperado, Billy buscó alternativas para pagar la hipoteca y tener algo de comer. En un país como México, el dinero fácil del narcotráfico siempre estaba al alcance de unas cuantas preguntas. Pero él era un hombre calculador y siempre jugaba a ganar. Escuchó la propuesta de amnistía que el candidato favorito a la presidencia propuso para acabar con la guerra. Todas las encuestas lo ponían como ganador, por lo que ése era el momento justo para involucrarse en la venta de drogas; igual recibiría el perdón unos cuantos meses después ya que tuviera repletos los bolsillos.
Todo iba conforme al plan, el flujo de efectivo volvió, se compró una casa, un auto ostentoso y miles de lujos innecesarios. Por si fuera poco, el gran candidato no tenía oposición seria para ocupar la silla presidencial a un par de semanas de las elecciones.
Llegó el gran día, la selección de fútbol se enfrentó a Alemania, y contra todos los pronóstico, México venció a la Mannschaft 3 goles a 1. Las calles se convirtieron en la sede de una fiesta interminable. Los mexicanos eran tan felices que se olvidaron de ir a depositar su voto en las urnas, a nadie le importaba la política cuando su equipo había vencido al campeón del mundo.
Tan solo participó el 10% de la población, el partido de siempre se las ingenió para conseguir los votos necesarios y el gran candidato perdió las elecciones una vez más. Adiós amnistía. Adiós al plan perfecto de dinero fácil. Billy había perdido todo por culpa de una rodilla. Y por si fuera poco, su amada selección volvió a quedar sin quinto partido. Brasil los echó en octavos de final.
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